Puedes sentir el agua fría en los pies, el cosquilleo de la arena entre los dedos y el olor a mar, incluso el tacto áspero de las cuerdas sin pisar la playa. Si miramos con el corazón, lo que captamos en un segundo permanece para siempre en nosotros. Más que una foto es el reflejo de lo que sentimos. Del momento y del lugar .
Os hablaba de la relación entre la fotografía y las emociones en éste post, y hoy me ha apetecido compartir ésta serie que hice hace unos días para que disfrutéis de un día de playa en la distancia. Y para que comprobéis por vosotros mismos que las imágenes tienen más poder del que pensamos, sobre todo cuando somos nosotros los que estamos detrás de ellas.
Os invito a visitar éste post de Cultura Fotográfica donde podéis ver una selección de imágenes que ilustran un post donde hablan precisamente de lo que yo os vengo diciendo.