«El cuarto día se tiñó de rojo. Si os digo que nuestra siguiente parada fue Maranello seguro que ya sabréis por donde van los tiros. Parada obligada para uno que yo me sé y que además disfrutó como un enano.
Pasamos allí gran parte del día, y no hay mucho que contar salvo que salí con sobredosis de coches, lo que yo no sabía es que la cosa no paraba ahí….
Dejamos Maranello a media tarde y nos dirigimos a Módena para dejar las maletas en el siguiente alojamiento, «B&B Igea». Ha sido, con diferencia, el mejor B&B de los tres en los que nos hemos quedado, a las afueras de Módena, en un barrio tranquilo y muy bonito, lleno de villas y casas de campo. Tanto la ubicación como el propio establecimiento nos encantaron, por no hablar del excelente trato recibido a cargo de su propietaria, Gianna.
Una vez hicimos el check in decidimos ir a pasar el resto de la tarde al centro de la ciudad. Justo cuando habíamos aparcado nos sorprendió una buena tormenta y tuvimos que estar atrincherados en el coche un buen rato, por lo que nuestro paseo fue más corto de lo que nos hubiese gustado. Ha sido una ciudad que me ha sorprendido muy gratamente, su casco histórico es precioso, y da gusto pasear por sus calles empedradas. Nos dejamos llevar y aparecimos en la plaza principal, presidida por la imponente catedral.
La noche empezaba a caer, deámbulamos un rato más perdidos entre las callejuelas y volvimos al coche, apenados porque el día no diera más de sí.»
Es muy bonito el hecho de viajar y disfrutar de diferentes culturas, porque esto te da mucha riqueza cultural, por ejemplo Turquía es el resultado antiguo y actual de una gran mezcla.