A través de mi cuenta de Instagram he ido compartiendo con vosotros mi viaje a Francia, cortesía de Yves Rocher, y del cual vengo con las pilas cargadas, y con un montón de ganas de no separarme de mi ratón en una buena temporada, de paso sea dicho…
El motivo del viaje era, además de conocer más en profundidad la marca y sus orígenes, celebrar junto a compañeras venidas de otros países el 60 aniversario de su creación.
LUNES, 17 de Junio de 2019
Volamos a París, lugar donde pasamos la primera noche.
Allí, en pleno barrio de Montmatre y después de disfrutar de un agradable paseo, pudimos disfrutar de una cena veggie rica rica en un pequeño local lleno de encanto.
Restaurante ‘Marcelle’ – Rue Montmatre, 22 |
¿Queréis que os cuente un secreto?. El postre fue, sin duda, mi parte favorita, pero ¡shhh!, no se lo digáis a nadie…jiji
También tuvimos ocasión de participar en una cata de flores, y no sabéis lo mucho que me sorprendieron los sabores de algunas de ellas, ¡súper interesante!.
Después de un día largo y lleno de emociones, era hora de retirarnos a nuestros aposentos.
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MARTES, 18 de Junio de 2019
Después de un buen madrugón, llegamos a la estación de tren para poner rumbo a Rens, desde donde seguimos nuestra ruta en autobús hasta el destino final, La Gacilly.
En pleno corazón de la Bretaña Francesa se encuentra éste pintoresco lugar, pueblo natal de Yves Rocher donde pasamos buena parte del día en el festival que organizaron para celebrar el aniversario.
Pudimos disfrutar de música en directo, foodtrucks variadas, así como de actividades al aire libre: diferentes talleres de flores (estampación floral, coronas de flores, etc), masajes de manos, confección y personalización de accesorios…
Lo mejor aún estaba por llegar…
A pocos km del centro del pueblo está ubicado el eco-hotel perteneciente a la firma. Enclavado en un paraje de grandísima belleza, ‘La Gree des Landes’ es el fiel reflejo del mimo y del respeto que la firma demuestra por el medio ambiente. Un hotel sostenible en el que hasta el más mínimo detalle está cuidado, un oasis de paz en el que he podido descansar, tanto el cuerpo, como la mente.
En su huerto cultivan toda clase de hortalizas, verduras, hierbas aromáticas, etc, que luego utilizan para la elaboración de los platos del restaurante que forma parte del hotel.
Precisamente porque utilizan dichos cultivos, la carta cambia según la temporada y la producción, algo que lo vuelve súper auténtico.
Sobran las palabras, las imágenes hablan por sí solas y en ellas, además de la belleza del lugar, se puede apreciar incluso la paz que allí se respira.
Despedimos el día cenando en la mejor de las compañías y con un precioso atardecer como telón de fondo.
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MIÉRCOLES, 20 de Junio de 2019
Lo bueno se acaba, después de un desayuno de campeones volvemos al centro del pueblo para embarcarnos en la que sería nuestra última aventura antes de volver a casa. Nos sorprendieron con un paseo en lancha en el que las capitanas seríamos nosotras, ¡a mí casi me dá un parraque!, jaja, pero la verdad es que fue súper divertido y nos lo pasamos pipa. Además, mirad de gozada de paisajes…
Viajar a la Gacilly ha sido clave para acabar de enamorarme de Yves Rocher, de su filosofía y de sus productos.
Ha sido clave para entender como empezó todo y las aportaciones de su creador a la cosmética vegetal.
Yves
Rocher quiso que su pueblo se abriera al mundo, quiso ofrecer a sus
vecinos puestos de trabajo para evitar la emigración y el abandono del
pueblo y lo consiguió. Yves Rocher apostó por sus raíces, y ganó.